La Sagra |
INTRODUCCIÓN
Esta comarca, cuyo nombre de clara etimología árabe da cuenta de su fertilidad, se extiende desde el borde occidental de Madrid hasta Toledo. La toledana puerta de Bisagra es el acceso directo de la capital de la provincia a la comarca que nos ocupa; más de 700 Kms. cuadrados integran su superficie, que se ve limitada al N.O. por la cuenca del Guadarrama mientras que al S.E. es el Tajo el que cierra su territorio.
Tierra llana, suavemente ondulada, no llega, o lo hace escasamente, a los 600 metros de altitud media. Como estamos en tierras de Toledo no puede faltar la silueta de algún castillo -Águila, Puñoenrostro, Casarrubios-, adornando su horizonte.
El subsuelo, de dócil arcilla, ha favorecido la industria cerámica en su vertiente dedicada a materiales de construcción, así como en otros puntos de la comarca la naturaleza del suelo ha permitido la explotación de canteras de yeso y cemento (Villaseca, Villaluenga).
La Sagra es muy apta para el cultivo de cereales, de vegetación esteparia en los predios no cultivados, con algunos viñedos -Esquivias- y algunos olivares. Todo ello, pese a los cultivos últimamente citados, confiere a La Sagra una enorme seriedad y sobriedad paisajística.
Los núcleos de población, muchos de los cuales llevan el apellido "de La Sagra", dando fe de la comarca matriz -Cabañas, Numancia, Alameda, Villaseca, Villaluenga- tienen como centro natural a Illescas con su airosa torre mudéjar, "la Giralda de La Sagra", el templo dedicado a la Virgen de la Caridad y el tesoro de sus famosos lienzos pintados por El Greco.
Otra capitalidad, pero esta vez literaria, habría que buscarla en Esquivias, tan unido a la biografía cervantina por el matrimonio del gran novelista Miguel de Cervantes con doña Catalina de Salazar.